lunes, 24 de septiembre de 2012

NARCISO MAISTERRA - PINTURAS           

            A lo largo de su carrera, el palentino Narciso Maisterra ha dado muestras suficientes de poseer una personalidad artística independiente e irreductible, al margen de los circuitos oficiales y oficialistas del arte -tan dados a las modas y al estrellato- y ha tratado temas diversos, incluso contrapuestos, siempre con innegable maestría.

            Podría haber elegido cualquiera de ellos para mostrarnos una restrospectiva digna de su trayectoria y salir airoso, pero él ha seleccionado, y hemos de agradecérselo sin duda, un tema que le es muy querido porque le permite dar fiel muestra de su buen hacer: el desnudo.

            Desnudez sí, pero no indiferencia, es lo que nos propone. Una propuesta rabiosamente  personal, a veces hiriente de puro concreta, porque los desnudos de Narciso no buscan la belleza, sino la constatación de lo que la desnudez esconde.

            Por eso sus modelos no parecen orgullosos de lo que en apariencia parecen mostrar. Sus gestos muchas veces anodinos así nos lo indican, sin embargo hay algo en ellos, un modo de impudor que no reside en la exhibición de unos cuerpos tan normales que hacen daño porque nos recuerdan a los nuestros, sino en la muestra descarnada de lo que tras el desnudo físico se agazapa y que es lo inquietante de la obra de Maisterra. Ese poder sentir, como una revelación luminosa, lo que los modelos nos están gritando sin palabras, sus miserias que son las nuestras, su condición de perdedores irreductibles que Narciso retrata sin piedad y al mismo tiempo con una enorme ternura porque también él se sabe parte del mundo que nos propone.

            Pero su sabiduría para conseguir inquietarnos con sus cuadros no viene de la nada. Son muchos años de constante aprendizaje y continua observación desde sus primeros intentos como estudiante en el Círculo de Bellas Artes de Madrid a su estancia en Estados Unidos y su voluntaria reclusión en Fuentes de Valdepero, los que Maisterra soporta sobre sus espaldas para llegar a los resultados que ahora parecen tan evidentes y nos producen el desasosiego de quien quisiera apartar la mirada para no verse reflejado.

            Basta con recorrer esta muestra retrospectiva, tan llena de matices, cambios, técnicas, maneras en busca de lo mismo, para comprobarlo.

            Y viendo algunas de las obras expuestas nos puede dar la tentación de pensar en Bacon,  Lucien Freud y otros artistas contemporáneos, pero no nos equivoquemos, los caminos a veces confluyen y otras se bifurcan, pero nunca son el mismo camino. Narciso Maisterra va trazando, sin duda, el suyo propio y sus obras así nos lo confirman desde sus anatomías doloridas.

            ¿Cabe más realidad?.

JULIÁN ALONSO







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