Pepe Carazo alcanza el infinito
El artista sorprende con una pintura de los iconos geográficos de la provincia burgalesa marcada por la fuerza de su profundidad. Lo expone en la sala Círculo Central de Cajacírculo en Burgos, en la plaza de España, hasta el 18 de octubre
‘¿Para qué llamar caminos a los surcos del azar?...’ Los cuadros de la
exposición que Pepe Carazo (Burgos, 1955) protagoniza tuvieron su origen en los versos de
Antonio Machado. Junto a su amigo Jean Barré pensaban reeditar ‘Campos de
Castilla’ con las ilustraciones de Carazo. El fallecimiento del editor truncó
esa idea, pero el pintor burgalés ya estaba impregnado del paisaje.
Han sido tres años de excursiones, paseos, pintura al natural y asimilación del entorno. El resultado no es una sucesión de paisajes, sino un viaje a esos rincones que deja al espectador desprotegido, sintiendo que el viento le azota el rostro, que la niebla le humedece los huesos o que la nieve le hace expulsar vaho por la boca. Porque Carazo no solo ha pintado el típico paisaje castellano de verano, con los campos amarillos del trigo y la cebada, sino que da vida al verde vigoroso de la primavera o al invierno de nieblas blancas.
La peña Amaya desde diferentes perspectivas, el castillo de Castrojeriz, Lunada, La Sía o Estaca de Trueba, el diapiro de Poza de la Sal, la peña Angulo... Carazo ofrece una visión nueva y particular de iconos de la geografía de la provincia. Capta la fuerza de la naturaleza y su profundidad acercando el infinito al primer plano.
Los cuadros han reposado impacientes en su estudio, pero necesitaban respirar otros aires y enfrentarse a quien los mira, un examen al que se enfrenta en la sala Círculo Central de Cajacírculo de la plaza de España.
Carazo pinta como vive y la biografía de cada cual va cambiando con cada paso, con cada decisión. Ahora su obra es diferente en el contenido e incluso en la manera de pintar.
'Nuestras horas son minutos/ cuando esperamos saber,/ y siglos cuando sabemos/ lo que se puede aprender.'
Los lienzos que conforman la exposición ‘El infinito’ están moldeados con
espátula y creados con pigmentos hechos de la propia tierra -piedras y
minerales molidos-. Elaborados con acrílicos, en sus cuadros ha
modificado su paleta para entablar una simbiosis con el ambiente del paisaje. Y
es que una de las claves de la pintura de Pepe Carazo está en esos pigmentos
que salen de sus propias manos. Por eso son otros sus verdes, sus ocres y hasta
sus blancos. Brillan y deslumbran porque son reales aunque no sean completamente
fieles. El coraje telúrico que los da forma, impetuoso y sobrecogedor, llama la
atención por el brillo que desprende y por su tacto, suave y denso, que
descubre debajo un gran cantidad de pintura. Carazo ha prescindido de la
materia y textura que marcaron sus primeras obras para crear eliminando,
pintando y retirando lo que sobra hasta fraguar su personalidad.
Los cuadros de los que hablamos estarán expuestos hasta el 18 de noviembre. Los hay de cuatro metros (como uno tríptico espectacular de la peña Amaya) y los hay de pequeño formato. En todos el autor se acerca al infinito con la autoridad de quien se deja convencer por el cuadro que habla desde el interior, deteniendo la tentación de la ególatra mano del artista que quiere tener la última palabra.
Los cuadros de los que hablamos estarán expuestos hasta el 18 de noviembre. Los hay de cuatro metros (como uno tríptico espectacular de la peña Amaya) y los hay de pequeño formato. En todos el autor se acerca al infinito con la autoridad de quien se deja convencer por el cuadro que habla desde el interior, deteniendo la tentación de la ególatra mano del artista que quiere tener la última palabra.
INMACULADA LÓPEZ DE LA HERA